Aterrizamos en la vida
con la hermosura más elocuente.
Nos llevamos bien.
Nos pedimos tiempo.
Lo tenemos.
Todo va como debe.
Giramos hacia el lado más dulce,
buscando lo mejor,
y nos acercamos con paciencia
a la existencia fantástica, divina.
Nos convencemos
de que somos muy capaces.
Lo somos.
Nos levantamos con energía.
Sabemos
que hay suficientes méritos
para estar donde queremos.
Hemos percibido la voluntad:
el deseo nos lleva
a la misión más factible.
Nos reconocemos en varios barcos.
La perspectiva es grata.
Aprendemos de lo que nos rodea.
Hemos recalado en el amor.
De nuevo.
Hay suficiente para viajar
por cuatro vidas.
Las aprovecharemos en una
con una fuerza descomunal.
Cuando viene la suerte
hay que cogerla con ganas.
Y, claro, hacer cuanto podamos.
Más incluso.
Juan Tomás Frutos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario