Dibujamos las caricias
con un sonido mágico.
Nos dormimos y despertamos
en un lugar mágico.
Hemos de asomarnos
a la habitación del milagro,
donde conocimos que el placer
podría ser amor.
Volveremos ahí
incluso cuando estemos lejos
el uno del otro.
Será nuestro refugio.
La eternidad nos regalará
la dicha soñada.
La mantendremos
desde este complemento
que nos regala el azar.
Juan T.
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