Nos subimos
a la nave de la libertad
sabiendo que quedarán algunas cadenas.
Las iremos soltando poco a poco.
El nuevo barco nos lleva,
pero tenemos la seguridad
de que la meta la marcaremos nosotros.
La libertad nunca es completa,
pero debe ser nuestra decisión.
Nos subimos.
Ahí vamos.
Sin prisa y sin pausa.
Y un poco más alegres.
Es lo que importa.
¿Nos veremos?
Juan T.
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