Protagonicemos las victorias
desde el anonimato necesario
para comprobar que camina ciertamente
quien anda en paz y con humildad.
Controlemos los juegos.
No aceptemos las torpezas reiteradas.
No paguemos por derrotas de otros.
Somos y seremos en la divisa más querida.
Seleccionemos con libertad.
Acreditemos las piezas más valiosas.
Nos quitaremos las impaciencias
de la mochila diaria,
que aligeraremos,
que apartaremos de la inestabilidad.
Nos acompañaremos
eliminando las tormentas.
Las nubes se alejarán
en cuanto no les demos valor
de sombra a sus paralizantes conceptos.
Transitemos con el corazón.
Los sentimientos
y la alta carga de la realidad
se han de mezclar
para sanar diariamente.
Los que devastan,
los desesperados, ocultos o no,
serán neutralizados.
El compromiso es
implicarnos en la transcendencia
de los auténticos.
Los debemos descubrir.
Celebremos lo poco,
si es óptimo, si crece
en solidaridad con los demás,
y llegaremos a la base
que nos dictará más pasos
y nos confirmará el paraje fructífero
al que arribar.
Palpemos la fascinación,
la fantasía, la relación sosegada,
y todo fraguará como debe.
No estemos presos
de nosotros mismos.
Dirijamos las miradas
de pureza y contento.
Conectemos.
Marchará, irá bien.
Juan TOMÁS FRUTOS.
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