Nos decoramos
con unos besos
que abrigan en invierno
y refrescan en verano.
Nos aupamos
a la esperanza y la bondad
como sentimientos de presente
y de futuro.
Hemos llegado al mejor estadio.
Es pura vida.
Y ahí vamos a intentar seguir.
Nos decoramos
con roces eternos
que nos hacen ser personas.
Vivimos y soñamos
en un perfecto equilibrio.
Juan T.
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