Nos aficionamos
a esos deseos de amor
que nos alimentan.
Nos encariñamos
con el destino,
ahora a favor, querido.
Nos hacemos vivir
en esa paz que es trasiego.
Somos y entendemos
con pretensiones de hospitalidad
que nos aclaran
los conceptos y los sueños.
Podemos mucho,
ahora más, en la unidad
que abandona recelos.
Somos una gran apuesta
y, sin juego, ya nos sabemos
unos sanos ganadores.
Juan T.
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