Nos enganchamos con ternura
y con aspectos hermosos
que nos declaran en la divinidad.
Nos armamos de valor.
Nos dejamos ir
con tonos fundamentales que aligeran
el equipaje de años.
Nos preparamos para vivir.
Nos colmamos de vigor.
Edificamos con amor.
Nos rozamos.
Nos suponemos en una entrega
que permite que todo vaya estupendamente.
Nos imaginamos con voluntad firme,
querida, cierta.
Nos elucubramos con un tono
de gran maestría.
Nos indicamos con fórmulas
de entramados idílicos.
Nos soltamos.
Nos introducimos en condiciones
coherentes, de belleza,
y nos hacemos muy felices.
Nos percibimos con admiración.
Poco a poco vamos apareciendo.
Nos conducimos con gratitud.
Nos consolamos.
Hemos incrementado bastante.
Nos pretendemos.
Hemos gestado un dulce
con aroma embriagador y misterio.
Nos hemos convertido
en Sol y Luna,
en Tierra y Mar,
y progresamos hacia un bien
que nos regala entereza.
Seguimos.
Juan Tomás Frutos.
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