Pensamos. Nos miramos. Negociamos. Nos subimos a esa montaña que distrae e impone multitud de criterios. Nos llegamos con pasión.
Levantamos los mejores ánimos. Nos informamos. Nos llenamos de paciencia. Hemos alargado las previsiones.
Nos ponemos a calcular. Nos nutrimos con equilibrios que sanan. Nos quedamos. Las armonías se cruzan con nuestros corazones.
Nos damos valentía. Nos preñamos de ilusiones. Nos complacemos. Hemos aliviado algunos pesares. Nos queremos.
Mucho es. Nos impactamos con señales que cruzan determinados umbrales y nos hacen muy felices. Nos tenemos con sosiego. Son nuestras miradas, justo en esta flamante era.
Juan TOMÁS FRUTOS.
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