Volvemos con la mejor imagen
de
una vida amorosa
que
nos transporta
donde
las emociones son grandes.
Nos
informamos
de
bellezas que nos ubican
donde
las pláticas son buenas.
Nos
importamos
con
sensaciones de regulaciones nobles.
Nos
implicamos.
Embellecemos
el destino
con
un toque maestro
que
nos conduce al lado más singular.
Nos
replicamos
con
entereza, con hermosura, en equilibrio.
Todo
va saliendo como debe.
Nos
importamos con reglas de oro
que
nos emplazan con tallas de algodón.
Nos
tomamos de la mano.
Miramos
por doquier
con
una fortuna tremenda.
Curioseamos.
Nos
queremos.
Lo
demostramos con intensidad.
Nos
recordamos entre pasatiempos
de
alegría, de consideración plena.
Hay premio.
Nos
enganchamos a la vida
que
nos convierte en eternos.
No
negociamos:
sencillamente
caminamos
en
pos del presente y para ayudar al mañana.
Nos
albergamos con ímpetu.
Nos
deleitamos.
Todo
va genial.
La
justicia se empareja con la felicidad,
de
modo que una hila con la otra,
con
su correspondiente vuelta.
No
olvidemos mantener los sueños
con
los oportunos criterios.
La
paz es el resultado.
No
hay nada que supere ese estado.
Somos una entrañable estampa,
dichosos.
Juan Tomás Frutos.
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