Somos la huella
de más amor que odio.
Somos la huella de la vida,
de que lo bueno puede.
Somos la estampa más maravillosa.
Derivamos de deseos y entregas
que se han prodigado
con exposiciones que justifican
los tramos verdaderos.
Somos la razón
de un presente con futuro,
de una selección del pasado.
Estamos en riesgo,
sí, pero con superación permanente.
Somos trayecto y distracción
con altura de miras.
Vemos, en las miradas,
en sus ojos de colores,
a los nuestros, diversos.
Somos parte obligada
y también libertad
para traspasar la vida
y ser nosotros mismos.
Hay huella, y deber,
y responsabilidad, y compromiso,
y amor, cumplido y reivindicado.
Huella. Buena. Más.
Juan T.
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