No olvides vivir desde el primer momento del día. Recuérdate con el corazón de niño, aunque medites y actúes como adulto, como joven, como más entrado en años.
Refuérzate en tus convicciones, abriéndote al universo de sensaciones e ideas. Hemos de mejorar, de avanzar, de perder conceptos inútiles y de conformarnos con paciencia y dicha.
Multiplica los eventos que te marcan la jovialidad como impronta en el paisaje existencial. Nos debemos aclarar. Los permisos para viajar han de estar encima de la mesa, para poderlos tomar en cualquier momento.
Cosecha con calma, compartiendo. No pierdas de vista que todo se queda aquí, excepto las buenas acciones. Ábrete a la jornada, que se ha puesto ahí justo para ti.
Juan TOMÁS FRUTOS.
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