Patinamos
en ese umbral
que nos lleva
a una habitación
conocida, cercana,
casi como nuestra.
Dejamos
que los humos
nos insistan
en esos ojos
que apenas ven
lo que interesa.
Rastreamos
los corazones azules,
y vemos
que el rojo
nos apasiona de verdad.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)

No hay comentarios:
Publicar un comentario