Me duele
que me ignores,
que me lleves
a un segundo plano,
a la nada,
a vivir en un pesar
que permanece,
y hoy duele,
más y más,
más que ayer,
y, mientras albergo
esperanzas vencidas,
imagino lo que fue,
lo que no es,
lo que se rompe
en pedazos incontables
que definen la verdad
del fracaso.
Duele, hoy duele,
como ayer,
como mañana, compañera.
Duele el adiós,
al que nunca te acostumbras.
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