Queda poco para vernos
y descifrar
los mil secretos
que hemos soñado.
No queda nada
para avanzar en esa nave
que nos hemos inventado
para lograr ser felices,
o algo así.
Nos sumergimos
en esa realidad distinguible
con versiones ligeras.
Por eso no funcionan,
imagino, pienso, opino.
Venimos con risas
y llantos reiterados
que nos mantienen
con la piel herida,
harta de esperas simuladas.
Has estado ahí
sin verte, sin estar
en el mundo de las ideas.
Eres la pasión,
la conversión instantánea,
el regreso a los orígenes
con insistentes dichas.
Ahora llega
ese viaje que restaura
la fe en la montaña hundida.
No sé que será:
me emociono.
Voy a tu encuentro,
y crece la duda:
¿quién serás?
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