Abramos los corazones. No neguemos la evidencia de los buenos resultados cuando partimos de sentimientos del mismo sesgo o planteamiento. Debemos creer: ayuda. Nos merecemos la oportunidad de disfrutar de lo que nos oferta la existencia. Buscaremos siempre el anhelo, a veces realizado, de dar con las máximas coincidencias en materia de comunicación. Podemos estar juntos, y lo lógico es que lo estemos. Hemos apreciado tantas posibilidades que hay un momento en el que podemos acercarnos a las realidades mismas. Esto ha de ser relevante. Nos congratulamos por ello. Viajemos, digamos, seamos, tengamos desde la moderación sin dobleces.
Se despliega un mundo de sensaciones por delante. Las distracciones son buenas, y también el hecho de que nos fijemos para solucionar algunos asuntos que siempre quedan pendientes. Nos preñamos de ilusiones que han de dar sus frutos. Recreemos lo mucho y lo poco. Vayamos adelante.
Mantengamos el tipo. Llegamos a unos ejes donde las intenciones cuadran a su manera, que debe ser la nuestra. Debemos adoptarlas. El todo es parte de un entretenimiento con el que aumentar los grados de amistad, con los que somos y seremos más y puede que hasta mejores. Nos hemos insistido con unas experiencias de batallas preñadas de caricias y de llevaderas sentencias hacia ese lugar donde la voluntad ha de destacar para que nada falle.
Felicitamos las causas con unas intenciones que se nublan con valores esenciales. No estamos para devolvernos a esos estadios que dejaron todo para apenas hacer nada. Nos convocamos para tratar de entender esas señales de amistades con las que unir esfuerzos, empeños y tareas. Debemos seguir acudiendo hasta que cuaje la cita. Nos daremos muchos momentos especiales. Hemos generado el entusiasmo suficiente para conseguir la paz de espíritu. Nos quedaremos como nuevos.
La vida es un eterno reto que hemos de procurar sobrellevar con entendimientos y complacencias de buen talante y mejor humor. Vayamos a ver lo que ocurre y seamos en la noche más dialogante. Será el hito con el que diferenciaremos lo primero de lo segundo. Nos tenemos en la convalecencia, y la defensa será descubrir que resta más tarde. No nos frustremos antes de tiempo. No seamos simples. Las convenciones no ayudarán. Pongamos fe a través de la conversación que nos promocionará como amigos. Nos hemos de detectar con consentimientos de plenitud. Tengamos influencias.
Los símbolos han de convertirse en esas líneas que podremos y deberemos seguir hasta que la cuesta no sea tan alta. No sé qué hemos hecho para que las cosas no hayan salido, de momento, como esperábamos. Debemos insistir con los intentos, hasta que demos con los instantes más honrosos y felices. Nos diremos que la convocatoria no quedará desierta, y así será. Lo cumpliremos.
No nos ignoremos. Las coincidencias nos harán más de fiar. No pasemos página. Tenemos que narrar esos sentimientos que nos dictarán lo que hemos de conocer con intereses sin interpretaciones vacías. Las ideas brillarán con sus oportunos experimentos. Nos regalaremos resultados. Los libros de nuestras existencias están por escribir. Veamos sus puntos cruciales. Poco a poco iremos detectando en la radiografía existencial una serie de efectos con estampaciones en positivo. Ahí estarán los ejes. Estemos orgullosos de la lógica de la comunicación desde líneas que han de servir de guía, nunca de límites.
Juan TOMÁS FRUTOS.
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