lunes, 25 de abril de 2011

Puertas comunicativas

Reflejemos las emociones con una moderación que nos haga ver lo que nos ocurre. Sintamos cerca las gracias más lindas. Acudamos a las causas positivas que nos deben acodar en los mejores sitios, intentando aprender de lo que nos sucede, de cuanto tiene una dirección salpicada de buenas vibraciones, en la que nos podemos mover aprovechando la chispa de la vida, que ha de ejercer como vehículo o instrumento de viaje.

Aceptemos el mundo como es, lo que controlamos, lo que no, todo lo que es oferta con destino incluido, procurando reforzar lo que nos aparece con una matriz simpática. No causemos baja sin dar con las verdaderas motivaciones. Los ejes han de prever que el todo pueda ser con las suficiencias debidas.

Nos caigamos en las frustraciones que nos pueden impedir caminar con la soltura de antaño. Demos vueltas a las opiniones que nos ofrecerán las perspectivas suficientes para solventar y apuntalar las motivaciones más sostenibles. Las posturas no han de cerrarse a cal y canto. Tomemos en consideración lo que pueda ser mejor. Las esferas nos permiten recorrer un espacio con un punto de retorno conocido. Lo aconsejable es aprovecharlo cultivando las relevancias en su auténtico anhelo.

Tengamos en cuenta todos los parámetros, incluso los más nimios, con el fin de fortalecer las líneas argumentales que han de tener curso de ida y de vuelta. Los trayectos han de ofertar ocurrencias de niveles fortalecidos y fomentados con nexos que nos unan de verdad. Acertemos en los pronósticos sin hacer reservas extrañas.

Hagamos de la bondad nuestra tarjeta de visita y atendamos las peticiones que nos pueden consentir el tiempo necesario para modificar y expandir los deseos de convenciones supuestas y reales desde la consideración más hermosa que podamos destapar. Hagamos que las rutas se conjuguen en puntos de convergencias espaciosas con las dichas como portadas de lo que hallaremos tras los umbrales de las puertas comunicativas que hemos de sugerir cada día. En todas ellas, desde el respeto, la tolerancia y la buena intención, puede haber un punto de aprendizaje. Puede que mucho más. De nosotros depende.

Juan TOMÁS FRUTOS.

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