Tomamos ese café
que sabe a sueño
y nos agotamos en ese inicio
que nos hace vivir
la permanencia del amor.
Ya no estamos en la distracción
sino en experimentar lo que somos
con voluntades que gustan
de alegría y de gozo
por lo que es de verdad.
Las esperanzas dan fe
de que eres real.
El café sabe muy bien.
Juan T.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario