Nos introducimos
en esa era que nos pertenece
por la empatía
que nos traslada
a los orígenes del amor,
que ya descubrimos.
Nos preparamos
con raíces
que nos aclaran
los conceptos del bien y del mal.
Nos quedamos
en esa entrega
que reconoce la meta.
Sabemos dónde ir.
Los elementos
de la vida misma
nos conducen por rastros
de poderes inmensos.
Hemos quedado en ese punto
que alimenta la verdad.
Amamos mucho.
Nos tenemos,
y eso es lo que vale.
Juan T.
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