miércoles, 26 de agosto de 2015

El mejor estado

Comencemos la faena, tras cada amanecer, sin imitaciones, siendo nosotros mismos, en un juego que nos aclare los verdaderos conceptos con los que crecimos y queremos continuar, que tienen mucho que ver con la globalidad del amor, que todo lo puede. Recordar esto es muy importante. Los planteamientos de partida han de ser sólidos.

Imaginemos unos sueños de concordia que se cumplan. Estemos en la línea de antaño. Nos regalaremos caramelos en forma de sentimientos que multiplicaremos con querencias absolutas. Seamos con lustre. El brillo supone tiempo, y, a menudo, un cierto sacrificio, para su obtención.

Es el día, y cada vez hay más jornadas de este tipo, pero, ante todo, seamos nosotros los que interpretemos lo que ocurre. Subrayemos lo que valemos con posición de ventaja: ésa es la actitud. El optimismo nos envuelve de hermosura. Lo maravilloso, siempre ahí, debe ser captado.

Contemplemos con lucidez. Tenemos alrededor al mejor plantel de amigos, y eso es siempre de agradecer. Nos sonreiremos con toda la empatía posible y continuaremos por veredas y por recodos que nos muestren qué efectuar en cada etapa. Tenemos mucha suerte. Investiguemos en las opciones, en los enseres, en todo cuanto nos salpica, para corroborar los tesoros que albergamos.

La belleza de los geniales estadios, variopintos ellos, se traduce en ansias de existir, de progresar. Hablemos de lo que sucede: lo ideal es cuando ocurre algo magnífico y lo sabemos valorar, cuando estamos en paz con la naturaleza, que nos brinda lo más sencillo. Hay mucho que ponderar. Seamos sensatos.

Reinventarnos

Los fines, cuando son buenos, fáciles de ejecutar, nos implican en esos procesos que nos regalan la subjetiva objetividad de ser para dar a continuación con esas llaves que abren el tiempo y el espacio para no perder lo más preciado, que es aprovechar los diversos derroteros, es decir, la propia historia. Los conceptos nos han de reinventar en la universalidad del respeto, de la admiración, del cariño. Con ellos podemos emprender el periplo más peculiar y fantástico.

Nos hemos de convertir en lo mejor de cuanto experimentamos, siendo devotos de la belleza; y, en esa representación de contento, nos otearemos como ingentes aspiraciones sin réplicas o similitudes inútiles o instrumentalizadas, desde el interior, con fundamentos, y, con toda la armonía posible, como acontece en el anticipo de hoy. Jugaremos a estar bien, a experimentar el mejor estado. Los resultados ya parecen apetecibles. ¿Gustan?


Juan TOMÁS FRUTOS. 

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