Comencemos la faena, tras cada amanecer, sin imitaciones,
siendo nosotros mismos, en un juego que nos aclare los verdaderos conceptos con
los que crecimos y queremos continuar, que tienen mucho que ver con la
globalidad del amor, que todo lo puede. Recordar esto es muy importante. Los
planteamientos de partida han de ser sólidos.
Imaginemos unos sueños de concordia que se cumplan. Estemos
en la línea de antaño. Nos regalaremos caramelos en forma de sentimientos que
multiplicaremos con querencias absolutas. Seamos con lustre. El brillo supone
tiempo, y, a menudo, un cierto sacrificio, para su obtención.
Es el día, y cada vez hay más jornadas de este tipo, pero,
ante todo, seamos nosotros los que interpretemos lo que ocurre. Subrayemos lo
que valemos con posición de ventaja: ésa es la actitud. El optimismo nos
envuelve de hermosura. Lo maravilloso, siempre ahí, debe ser captado.
Contemplemos con lucidez. Tenemos alrededor al mejor
plantel de amigos, y eso es siempre de agradecer. Nos sonreiremos con toda la
empatía posible y continuaremos por veredas y por recodos que nos muestren qué
efectuar en cada etapa. Tenemos mucha suerte. Investiguemos en las opciones, en
los enseres, en todo cuanto nos salpica, para corroborar los tesoros que
albergamos.
La belleza de los geniales estadios, variopintos ellos, se
traduce en ansias de existir, de progresar. Hablemos de lo que sucede: lo ideal
es cuando ocurre algo magnífico y lo sabemos valorar, cuando estamos en paz con
la naturaleza, que nos brinda lo más sencillo. Hay mucho que ponderar. Seamos
sensatos.
Reinventarnos
Los fines, cuando son buenos, fáciles de ejecutar, nos
implican en esos procesos que nos regalan la subjetiva objetividad de ser para
dar a continuación con esas llaves que abren el tiempo y el espacio para no
perder lo más preciado, que es aprovechar los diversos derroteros, es decir, la
propia historia. Los conceptos nos han de reinventar en la universalidad del
respeto, de la admiración, del cariño. Con ellos podemos emprender el periplo
más peculiar y fantástico.
Nos hemos de convertir en lo mejor de cuanto experimentamos,
siendo devotos de la belleza; y, en esa representación de contento, nos
otearemos como ingentes aspiraciones sin réplicas o similitudes inútiles o
instrumentalizadas, desde el interior, con fundamentos, y, con toda la armonía
posible, como acontece en el anticipo de hoy. Jugaremos a estar bien, a
experimentar el mejor estado. Los resultados ya parecen apetecibles. ¿Gustan?
Juan TOMÁS
FRUTOS.
No hay comentarios:
Publicar un comentario