Nos escuchamos
con honor, en la suavidad,
con amor, con deseo,
descubriendo lo que somos.
Nos enganchamos
a los recovecos del placer,
que nos proponen
una superioridad magnífica.
Nos protegemos
con fantásticas creencias
en cuanto somos.
Nos movemos hacia el mar.
Allí nos vemos.
Juan T.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario