Imaginemos el amor
desde el sentido
de los cuatro vientos
que nos llevan
hasta un mundo maravilloso.
Nos conducimos
hasta ese beso
que es punto y recreo.
Debemos asegurar
desde la libertad
de un norte que nos atraerá
hasta el principio.
Somos ese cariño
que alimentamos,
y también los contrarios,
si trabajamos en ellos.
Intentemos que sea lo dulce
lo que nos acompañe.
Los puentes están para usarlos.
Imaginemos mucho,
y, si es con amor, mejor.
Juan T.
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