Nos
encargamos del día
desde
el amor,
sabiendo
que así
nos
dejaremos llevar
en
buenos manos,
respirando
la frescura de una opción inmensa
y
más que espontánea.
Sabemos
que es la hora.
Lo
relevante se consagra y concita
para
este momento.
Hemos
sabido desde el inicio
que
todo estaba por suceder
en
este flamante evento
que
nos hemos dado sin demostración.
Nos
aconsejamos
desde
la intención más bondadosa.
La
jornada llega
con
sus bordados de algodón,
y
seguimos hasta que todo sea posible,
que
lo será.
Nos
encendemos en frío.
Hace
tiempo que sabemos
que
esto sucedería.
Tomamos
nota,
y
cumplimentamos el encargo
más
brillante y satisfactorio.
Juan Tomás Frutos
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