Nos arrastramos hacia el mar,
y en él somos con dedicación
y transparencia emotiva.
Nos besamos con locura,
sin que el instante tenga fin,
por suerte.
Nos rodeamos de brazos
que nos hacen ser eternos.
Diseñamos la creencia,
y surge lo inevitable
desde la libertad.
¡Vamos a ese mar nuestro!
Juan T.
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