Eres la necesidad
que me devuelve
al punto de la paz
y de la no fricción,
y que me entrega a la felicidad.
Me echo a sus brazos,
a los tuyos,
sabiendo de lo efímero
de todo,
pero ¿qué te puedo decir?
Eres mi necesidad,
esa que, por poco y por mucho,
por mucho o por poco,
me regala paz.
Me echo en tus brazos.
Juan Tomás Frutos.
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