Una cura de
humildad, de sencillez, a través del altruismo, de la colaboración, de la ética,
de la responsabilidad, de la entrega, de la ayuda, de la cooperación, de la
justicia… Esto es lo que hemos recibido como un regalo del cielo en forma de la
actividad de los voluntarios, en este caso del Banco de Alimentos del Segura.
La Gran Recogida,
la Quinta, fue una Gran Muestra de Amor. Varios miles de voluntarios
contribuyeron a concienciar y a recoger alimentos para una multitud de
necesitados. No es cuestión de perdernos con y en las cifras. Los responsables
son los que ya las están dando. Lo relevante es el gesto, los infinitos
ademanes de autenticidad. Los organizadores de este magno acontecimiento presumen,
con razón, de generosidad, de una sociedad, en este sentido, completa.
Dicen que somos de
los más solidarios en Europa. Siempre lo hemos sido con nosotros y con los
demás. Vamos los primeros en misiones internacionales de paz, cuando hay una
catástrofe, como un terremoto, una hambruna, lo que sea. Somos dueños de un
destino. Lo hemos sido en la historia, y eso se demuestra andando, como
excelentes Quijotes.
Unimos a los
sueños esa visión de Sancho Panza más realista, pero igualmente bondadosa. Hay
una enorme necesidad, y ahí estamos para suplirla, para aminorarla. Un millón y
medio de familias españolas reciben alimentos de estos Bancos (más de cincuenta
en todo el país, dos en la región de Murcia). Para afrontar sus pequeñas y grandes
necesidades de estas jornadas un total de 130.000 voluntarios ha habido en toda
España, de los que más de 2.000 eran, son, de la Región de Murcia. La
mentalización es ingente.
Es cierto que las
situaciones de carencia son propias de todo el año, y por ello conviene que no
nos quedemos únicamente en la solidaridad de estas fechas. Me consta que hay
muchos entregados a la causa durante los 12 meses, y otros que estos días se
han incorporado a esta hermosa auto-encomienda, la de ayudar al prójimo, que,
como indica su etimología, está ahí al lado.
Me he emocionado
mucho contribuyendo en mis horas de asueto en diversos menesteres con varias
Organizaciones No Gubernamentales. Son numerosas las opciones para encontrarnos
con comodidad y desde el acierto de dar aquello que falta por todo cuanto recibimos, que es mucho. Lo más
imponderable de cuanto se reparte es el amor y el agradecimiento. Hay toda una
estela modélica que seguir. Si existe una salvación por algún motivo, en alguna
parte, en este tipo de iniciativas se ubica.
Juan TOMÁS FRUTOS.
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