Paseamos
entre bellezas e inspiraciones
que proponen quehaceres
con los que nos formaremos
con opciones reales
de amor.
Distribuimos.
Nos introducimos
en un mundo de genialidad.
Partimos
hacia un amor que es.
Nos entregamos.
Hemos explicado
muchos sentimientos
con actos, con categorías,
con pareceres y anhelos
que nos envuelven de paz.
No hay competencias:
eso nos arregla un poco.
Nos preparamos
con sensaciones nuevas
que nos dejan salir
hacia ese mundo
que, en sí, es un premio.
Nos consideramos
en un lecho que sorprende
y nos da alas
para volar
entre tradiciones y modernidades.
Replicamos.
Pasa lo mejor:
tratamos de acompañar.
No teñimos.
Nos traducimos.
Hay más oportunidades.
Nos mostramos claros.
No fallan las matemáticas.
Interpretamos también el papel estelar.
Las olas nos invitan
a viajar.
Ganamos casi todo.
Sonreímos.
Y lo que queda.
Juan Tomás
Frutos.
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