Eres el mundo.
Sí,
un cachito,
pero
exponente
del
encuentro,
de
la memoria,
de
la negación del olvido.
Eres
todo,
esa
devoción que justifica
por
qué estamos aquí.
Nos
sentimos bien.
Eres
la gracia,
la
pretensión conseguida,
el
silencio armónico.
Nos
regalas contento.
Has
completado
todas
las referencias
de
un universo
que
no engaña.
Nos
alzamos
con
confianza, con fe.
Los
centros nos unen
con
llegadas,
con
rasgos especiales.
Eres
la opción
con
premio inefable.
Nos
recreamos.
No
hay cansancio.
Incorporamos
los
brillos que nos colocan
donde
nos caracterizamos
con
desbordante jovialidad.
Nos
sentimos creíbles,
seguros,
amados,
en
una genialidad despierta.
La
existencia
es
una broma para aprender
y
para compartir
lo
que sabemos.
Lo
entendemos fácilmente
en
este portal
que
nos lleva al infinito.
Eres
el cosmos.
Por
eso queremos estar.
Todo
va bien,
incluso
cuando no lo parece.
El
sentimiento
nos
da capacidad y rentabilidad.
Soñamos,
y,
con todo lo respirado,
nos
hacemos realidad.
Por
ti, por este bienestar,
creemos.
Juan Tomás Frutos.
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