Sabemos
el uno del otro. Hay un agradecimiento mutuo. Nos mejoras. Has ayudado a vivir.
Te admiro. Nos damos la suficiente base para transformarnos. Nos contemplamos
en una escena querida.
Cuidas las formas, el lenguaje, los hechos que protagonizas,
y eres en la suerte que nos une. Nos impresionas.
Nos enseñas con todo el amor. No hay crítica.
Realizas milagros cotidianos. No aceptas la presión, o, por lo menos, la
mitigas cuando es inevitable.
Sufres, pero eres exponente de alegría. Nos das
lo verdadero. Has entendido todo muy bien. Te damos las gracias.
Tienes toda la entidad posible. Nos determinas
sin querer influir. Nos gustas en el sentido espiritual. No hay horas. No hay
prisas. Haces que la vida tenga sentido. Suponemos que el criterio lo pones tú
Apareces en la plaza, y todo es redondo, como el emplazamiento.
Juan TOMÁS FRUTOS.
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