Despertamos en un amanecer que nos regala el triunfo del amor. Despertamos porque ya no hay sueño. Todo es una realidad buena.
Nos hemos convencido de la felicidad estando juntos. No hay mayor certeza que la que comprobamos con naturalidad y cariño.
Nos hemos encendido de pasión. La alegría nos desborda. Hemos sumado. Estamos en ebullición. Nos rescatamos del hastío diario.
Los convencimientos nos vienen de la parte de las caricias que hacen que no precisemos medicinas. Hemos abordado lo esencial. Salen las cuentas.
Los daños han sido resarcidos, curados, y nos aprestamos a regalarnos las horas de la jornada con actividades de contento y justicia.
Juan TOMÁS FRUTOS.
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