sábado, 13 de octubre de 2018

¿Qué es ser torero?


Las definiciones siempre son sencillas y complejas a la vez, teniendo en cuenta que podemos observar en ellas aspectos externos o internos, que es posible que ahonden más o menos en la idiosincrasia de lo ponderado. Cuando, además, hablamos de figuras míticas, controvertidas incluso, todo resulta más difícil, puesto que, a buen seguro, siempre habrá alguien que nos rompa los modelos de pensamiento y juegue contra nuestra estructura establecida.
El mundo del toro no escapa a esto que decimos. Más bien se engloba dentro de sectores mucho más arduos de explicar o de valorar, habida cuenta de que grupos numerosos de población no terminan de comprenderlo y de aceptarlo.
Por ende, perfilar la figura de un torero no es una empresa que pueda acabar con resultados pacíficos, como diría un letrado. Un maestro es un tipo especial, y por eso no hay cánones que lo puedan acotar. Ni los hay, ni los habrá, ni sería bueno que los hubiera.
Hablamos de un ser mágico, con coraje, con empeño, con voluntad, con carisma, con un don  de gentes excepcional, y que es capaz de enfrentarse a las situaciones más peligrosas del mundo, mirando cara a cara a sus adversarios, procurándose dosis de empuje cuando otros se marcharían huyendo. El honor es su divisa. Por eso no se declara jamás en fuga.
Es, el torero, una suerte de prodigio, mitad dios, mitad hombre, que aprende el oficio que lleva en su corazón desde el mismo día en que nació. Hay historia en él e innovación. La mezcla procura un jugo peculiar. Sale a la plaza cada vez como si fuera el primer día, y como si lo fuera expone la vida para aprestarse a ponerse en peligro de nuevo.
Es verdad que muchos pueden reconocer a toreros más allá del albero. Los hay con ilusiones en sus mayores momentos de soledad. La cuestión es saber sobreponerse y hacerlo con gallardía y hermosura, con belleza y compostura. En las circunstancias y profesiones en que así nos movamos estaremos hablando de que ahí, en cierta forma, nos estamos topando con un prototipo. 
Y es que por sus actos sabréis reconocer a quien lo es de quien no.
Juan TOMÁS FRUTOS.

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