La magia de la cortesía, de la educación, de actuar con encanto en las
relaciones humanas se traduce en resultados estupendos. Lo sabemos, pero a
veces falta interiorizarlo.
La comunicación precisa de una interacción más o menos intensa y elaborada.
Intentemos, por lo tanto, andar el camino con el corazón teniendo en cuenta lo
que piensan y anhelan los demás.
Llevemos un papel como hoja de ruta con los objetivos que han de aceptarnos
como somos. Pongamos los resultados que hemos diseñado con acuerdos bendecidos
por las buenas miradas. Las habilidades se resumirán en una serie de gestos con
los que nos pediremos las mejores caricias en el deambular cotidiano. Seamos
generosos.
Inspiración
Y, de esta guisa, de nuevo, tú como fuente de inspiración. Estás ahí, como
recién llegada, aunque siempre me acompañaste, incluso sin saberlo. Aconteces
con la intensidad del amor bien entendido. Superas los sitios de la vida, y por
eso te sigo. Aprendo mucho.
Desarrollas los propósitos de la existencia. Facilitas bastantes recursos,
y puedes. Tengo hoy una misión: saber de ti un poco más. Hay complacencia,
pleitesía, entusiasmo por las horas que vamos a disfrutar.
Nos ocupamos de las oportunidades. Serán aprovechadas. Los albores tenues
nos rozan con sus miradas leales. Tú las canalizas. Sorprendes antes de
presentarte. No hay prisa.
Los aromas nos unirán en torno al cariño que prolifera. Te percibo.
Completas el ciclo.
No sé lo efímero que será, pero sé que será, que ya es. Nos rodeamos con
estrategia y sin ella. El tiempo dirá. Asumimos el mando del amor.
Juan Tomás Frutos.
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