Hemos
resuelto
la
duda del amor.
Existe.
Surge
otra mayor:
¿dónde
y con quién?
Dormimos
en
el fragor de una batalla
que
se inició
un
buen día,
que
olvidamos,
y
que se hace eterna.
Los
vacíos nos llenan
pero
no del modo que estimamos.
Los
fragmentos no se componen
cuando
queremos,
y a
veces no siempre retornan
a donde
estuvieron.
La
pérdida de inocencia
pasa
su factura,
que
nos permite resistir
pero
no siempre ganar.
No
nos hace falta mucho.
Crecemos
con la mentira
de
que sí,
y no
es cierto.
Lo
mucho nos hace rehenes
de
la perfección,
que
solo se da en la Creación.
No
es sencillo entender.
Como
premisa
no
nos compliquemos mucho
con
reglas y búsquedas
de
cuestiones materiales,
que
son efímeras.
Seamos
realistas y soñadores
a
partes iguales
y
sigamos la estela de la dicha
compartida
y única.
Nos
conseguimos muy capaces
si
nos despertamos a los demás.
El
amor existe.
Nuestro
afán es, o ha de ser, dar
con
el punto y los seres
que
nos magnifican con él.
Juan Tomás Frutos.
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