Un buen
día decidió hacer un libro, una obra especial, que lo era porque se multiplicó
con muchos autores. No se trataba, según me dijo, de una antología. Era como
una cita a ciegas en las que todos aportaban un poco para que no faltara de
nada en el aperitivo o en la cena. Así fue.
Nos
pretendió, y nos ganó. Gustan, en general, las buenas acciones, ésas que son
solidarias y que nos enseñan a construir frente a los que predican la ruptura o
la división. La cultura nos embriaga. Por los eventos en los que nos veamos
involucrados lo sabremos. Aquí, en el libro que surgió del corazón de una
óptima persona, se dio un magnífico caso.
Tocó, sí,
con su varita mágica, y salieron los elementos efervescentes de damas y
caballeros, de chicas y chicos, que se congratulan todavía en el presente
porque se quieren incluso en la distancia. La visión de la creatividad nos
ayuda a comprender que en la diferencia hay virtud.
Se gestó
con esta brillante iniciativa un “compendio” que tiene como base su carácter
variopinto. Hay técnicas, formatos, contenidos, deseos, aspectos, de todo
pelaje. Cubren un amplio espectro de escritores y escritoras de la Región de
Murcia, con sus idas y venidas, con sus subidas y bajadas. Les mueve, como
punto de inflexión y de conexión, un cariño mutuo, una bondad en torno a la
Naturaleza de un cosmos que mayoritariamente es humano, aunque a veces nos
parezca lo contrario.
Mi
amigo Pedro Antonio Martínez Antolinos se ha empeñado en
demostrar que hay futuro, y lo hay desde una obra gestada en primavera y verano
y que verá la luz este otoño. Será relevante por los aromas y las luces de unas
manos que nos demuestran que lo acertado es estimarse. Todo lo demás sobra.
Le doy
las gracias por hacerme parte de un atrezzo en el que nos formalizamos como pareja
de baile. Los tonos ya los iremos poniendo. Como cimiento se halla el libro al
que aludimos. Su título, "Nuevas voces poéticas de la Región de
Murcia", es evocador de lo que pretende y fija con esplendor. Cuando
lo abres disfrutas de una cierta magia. Si quieren deleitarse, ábranlo y sabrán
de lo que hablo. Seguramente para cada lector o lectora será diferente. Eso,
por cierto, forma parte del encanto, de su enorme atractivo.
Juan TOMÁS FRUTOS.
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