Nos preñamos de emociones que nos consienten y conminan a susurrar al oído soluciones de mansedumbre y ternura.
Nos vale como somos, como podemos, entre carencias y pláticas que nos llevan donde hace falta. Nos formulamos con normas relucientes.
Hemos acostumbrado las palabras a dar soluciones que nos embarcan hacia el futuro, que compartimos.
Nos vale todo lo bueno. Nos contextualizamos. Hemos pedido decir que sí. Iremos otra vez, y otra. Nos ponemos a platicar. La vida sigue.
Los sueños nos regalan momentos con los que pedir más y mejor. Nos tenemos en libertad. Vamos hacia la sabiduría.
Juan TOMÁS FRUTOS.
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