Sabes
que registro los buenos deseos
con un caparazón
de buenas intenciones
que nos llevan
donde conforman una responsabilidad común.
Juntamos la piezas más generosas
con una actividad fuerte,
cargada de emociones
que liberan
las cargas pesadas.
No dejemos atrás
todo aquello que tiene sentido.
Hemos indicado
qué había que realizar
en cada caso.
Abrimos ya las ventanas.
Nos insertamos
en el plan de la memoria.
Somos felices, o eso creo.
Nos distinguimos
con el anhelo preferente
que nos conduce
donde es menester.
Nos regalamos verdad.
Hemos hallado los criterios
con los que cabalgar
por lo mágico y especial.
Nos encargamos las palabras
más adecuadas y hábiles
y agilizamos los pasos
del itinerario que nos promueve
para la dicha más presente.
Nos comprendemos
en armonía y paz.
El anhelo nos extiende
hacia más de una idea o elucubración.
Nos hemos dado un buen rumbo,
y ahí seguimos.
Juan Tomás Frutos.
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