Lo sentimos.
Nos
entusiasmamos con la mirada.
Nos
captamos con la máxima capacitación.
Nos
entendemos.
Nos
enamoramos del día.
Estamos
juntos:
eso
ayuda a vivir
una
visión maravillosa,
querida,
sólida, única,
llena
de senderos perfectos.
Nos
queremos.
Contribuimos
con
presencias maravillosas
que
nos endulzan la jornada.
Todo
funciona como perfecto.
Hemos
quedado antes
con
la sonrisa a medias,
con
la ilusión de seguir
hacia
el lado más estimulante.
Mudamos.
Nos
cantamos
como
si el mundo renaciera
en
cada esquina,
que
puede que sea así.
Nos
hemos enseñado a continuar
por
cada senda maravillosa.
Nos
expresamos
con
todo el honor posible.
Nos
leemos
con
la voluntad de ser
entre
querencias muy nobles.
Nos
hemos entendido
con
rarezas que entroncan
con
la pasión que sentimos
el
uno por el otro.
Andamos,
corremos, nos señalamos.
Hemos
de pensar
que
todo es ya factible,
y
lo será.
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