Debemos vivir con la máxima intuición. Recordemos lo que podemos desarrollar,
y afrontemos las respuestas con tonos mágicos. Imaginemos evitando el dolor.
Busquemos la bondad en el interior.
Nos haremos caso desde la felicidad. Ordenemos los pasos. Pongamos los
elementos más señeros en nuestro caminar como referentes. Demos ocasiones
dichosas a nuestras vidas.
Distingamos lo que merece la pena respecto de lo que es accesorio. No
paremos. Los hechos nos han de recordar lo valioso de la existencia, pero sin
recalar excesivamente en los valores materiales. Salgamos de los caparazones
que nos brindan excepciones nefastas en vez de normas. Experimentemos los
aromas de la amistad.
No consintamos las intrigas como modelos de la no convivencia. Hemos de
ganar la partida en pos del amor sano, que nos regalará lo que sirve para
alcanzar el equilibrio. No recojamos la insensatez de otros. No aceptemos el
daño gratuito.
Representemos las fortunas de estar. Afirmemos en positivo. Sigamos las
estelas de los más honrados. No provoquemos pesar. Pongamos lo suficiente para
que la apuesta por la verdad sea seria. Y no miremos atrás salvo para aprender.
Juan TOMÁS
FRUTOS.
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