Busquemos las razones del día en los instantes más
cortos, en los que nos dan sosiego, en los que nos reportan la calma a la que
tenemos derecho, que tanto precisamos.
No ocupemos el trecho en nimiedades. Nos podemos
aportar más y más. Además, nada es lo que parece. Las cuestiones fundamentales
nos atañen con avistamientos claros, si los definimos, que nos deben indicar
por donde serenar las mareas que nos envuelven a veces.
Indaguemos para llegar a buen puerto. Lo podemos
encontrar cerca, con intenciones que nos dibujen la parte básica. Nada resulta
como elucubramos, ni tampoco debe ser lo que ansiamos. Todo sale bien al final.
Por lo tanto, aclamemos y aceptemos, con las evoluciones que podamos imprimir,
cuanto nos es dado. "Así viene, así conviene", según nos glosa el
Evangelio.
Nos hemos de referir a los paños calientes que
nos destacan y curan la parte crucial con la que viajamos. Garanticemos la paz,
que no se ha de perder en modo alguno. Nos hemos de convertir en luz. No
malgastemos el tiempo. Empecemos por alguna parte positiva y desde la buena
intención.
Hoy es nuestro estadio. Hemos de decidirlo
nosotros. Apartemos los demonios de los bosques. No huyamos. Procuremos las mejores
huellas. Adelantemos el paso, y saquemos la voluntad más leal y fuerte. Será.
Juan TOMÁS FRUTOS.
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