Juramos
amor eterno
sobre un concepto fungible.
Nos entregamos
a una causa indeleble,
sobre la que no podemos actuar
tanto como pensamos.
Nos juramos
en un intento de control
sabiendo que no lo hay.
Salimos al día
a ver qué pasa,
siendo conscientes
de que todo cae y todo se levanta
en función de caprichos
que no entendemos.
Juan T.
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