Nos besamos.
El día comienza.
Adquirimos la mejor dimensión.
Todo va bien.
Nos sonreímos.
Vemos el Sol y la Luna.
Marchamos hacia el lugar
de la felicidad pura.
Nos abrazamos,
y todo gira como debe.
El día es nuestro.
Lo sabemos
entre sonrisa y sonrisa,
entre deseo y deseo,
que cumplimentamos.
Volvemos a besarnos
y nos ratificamos.
Eso: el día comienza.
Juan T.
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