Dibujemos con honor
los acontecimientos diarios.
No malgastemos los planes.
Supongamos que es posible la dicha.
Estamos hechos de verdad.
No rompamos el hechizo
del amor y de la bondad,
que nos nutren con fuerza.
Diseñemos los espacios
que nos regalan dosis de pasión.
No estemos en alegaciones
que dispersan y desesperan.
Las pretensiones de los años pasados
nos deben conducir
por vericuetos de caricias suaves.
Estemos donde nos sentimos queridos
y retornemos los empeños
con tareas de lealtad.
Encendamos velas
que predispongan en positivo
y que iluminen nuestros atractivos.
Albergamos mucho tesón
e iniciativas tiernas.
Aprovechemos.
No escondamos los fines
que nos engrandecen.
Toca empezar cada jornada
con un premio definitivo:
estimemos sin mesura.
Las condiciones se han de sustentar
en lo genuino y en un paladar
que no se empecine en lo estéril.
Por eso, siempre siempre
hay que saber elegir.
Nuestro corazón nos guía.
Juan Tomás Frutos.
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