Aunque no lo creas, no siempre pienso en alguien como tú, ¡y mira que me haces falta! Tengo suerte de conocerte, mucha suerte, una dicha extraordinaria, como tú, amiga.
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Te he visto ahí desde el principio, callada, presta a todo, voluntariosa, con pausa por aprender y por compartir. Has mirado sin causar ruido, y te has hecho principal en mi existencia sin casi darme cuenta.
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Me encanta tu sonrisa honesta, tu mirada precisa, tu comentario no pronunciado, tu presencia sin condiciones, tus inquietudes sin apariencias, tus copas sin alcohol, tu tolerancia con los amigos, tu vida en la mía.
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Hoy me he fijado en ti. No sé cómo ha sido, porque ha ocurrido sin que sucediera nada en especial. Te he visto pura y limpia como en las historias de cuento, pero con la fortuna de que eres una realidad. Estoy por ti.
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