Sabes que te pienso con admiración suprema, con deseo incluso, pero prefiero callar ante la mirada atenta de cuanto viene con su extremada carga.
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Me dibujas un fin ideal, y te cuento que te soy devoto con la inocencia de un niño que se agranda contigo.
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Te envío mis cargas más emotivas, mis sentimientos más profundos, mis enseres más gratos, todo cuanto llevo dentro y que se justifica en ti.
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Tiemblo ante la visión atenta de lo que supone destreza y sentimiento.
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