martes, 19 de mayo de 2009

Hasta el final del firmamento

Créeme, amor,
cuando te digo
que eres mi vida,
que no me sentiré derrotado
mientras estés ahí,
en ese camino compartido
que se hace afluente
y río de necesidades
más que sacíadas.

Piensa, amor,
en el trayecto consentido
que nos aboca
a la emoción sincera,
única, real, perfecta.

Intenta, cariño,
ser esa salvación soñada
durante lustros,
y que ahora llega
en forma de colchón indeleble.

Tengo suerte, por fin,
al poseer la razón,
el puro criterio, la destreza,
la emoción genuina,
y mucho más
que te contaré otro día,
entre almohadas y algodones,
los dos juntos, susurrando,
callando, invitándonos
a tener y tomar
los dos de los dos,
hasta el final infinito
de nuestro firmamento.

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