Nos remolca la vida
con elementos complejos
que resultan
tan extraños como dolorosos.
No consideramos
los pensamientos compatibles
en las relaciones
que sorprendentemente son capaces
de funcionar
entre aspectos dormidos.
Nos entendemos
ahora que las búsquedas
persiguen otros fines.
Nos impacientamos.
Hemos intervenido
con todo cuanto es beneficio
para un universo
que rota a gran velocidad
y produce vértigos.
Causamos extrañeza:
lo sabemos ciertamente.
Las satifacciones son todo
menos sencillas y fáciles
de llevar a término.
Nos damos regalos intangibles
que nos cargan de razones.
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