jueves, 31 de diciembre de 2009

Las uvas de la sonrisa en los procesos comunicativos

No es lenguaje figurado: vale más cómo contamos que lo que contamos. Atraen las formas, mucho más en primera instancia que los propios contenidos. Una buena postura comunicativa nos aproxima al punto de la narración que nos hace sentirnos convencidos. Solemos hablar de lo que vale un buen gesto en comunicación. Un ademán amable suele relajar cualquier conversación y ubicarla en un punto donde la negociación, la relación, el intercambio de mensajes es más fluido y fácil, un proceso, en este sentido, deseable. Cuando tenemos una buena actitud mostramos que tenemos ganas de conversar, de consensuar, de atender y escuchar al otro con el objetivo de hacer verdadera la comunicación. Los lenguajes no verbales relajados nos proporcionan datos de cercanía, y también de buenas intenciones, que son básicas para reconocer lo que sucede, y para interpretarlo y mejorarlo.
La gracia, que es una especie de aureola, nos otorga un camino encendido que promueve y halla respuestas de géneros diversos y con deseos de concordia y de promesas de camino a su cumplimiento. Hemos de saber encontrar desde la intuición, la voluntad, los buenos propósitos, las ganas de mejorar, etc. Si nos relajamos, si estamos a gusto, a la hora de hablar estamos convencidos de que las realidades que nos circunden serán más propicias y propiciatorias. Hemos de afanarnos para despertar sin prisa a un mundo de sensaciones que hemos de interpretar como positivas. Siempre ayuda esa entrega.
Lavemos, pues, viejas experiencias y renovemos el espacio de nuestros corazones, así como el de nuestras mentes. L a bondad produce bondad, lo positivo genera más fuertes actitudes con este sesgo, los deseos productivos producen respeto para todos, los buenos actos fomentan más buenos actos… Ése es el ciclo de la vida, el que nos hemos de proponer con mesura, con una visión lo más amplia posible. Los resultados suelen ser óptimos, y, cuando no lo sean tanto como pensamos o anhelamos, nadie podrá decir, ni mucho menos nosotros, que no lo hemos intentado.
Tomemos el auténtico vaso de la felicidad con las uvas de la sonrisa que ha de ser, en todo caso, una atracción auténtica. Entendamos desde el cauce de las sensaciones confortables. Busquemos agarrarnos a buenos sentimientos, a valores universales que nos han de regalar deseos de amistades confortadas con la evolución y la llegada a una meta de amistad genuina. Tengamos buenas previsiones. Utilicemos la comunicación correcta y oportuna.
Hemos de vernos en las mañanas cargadas de oportunidades desde una panorámica que ha de ser lo mejor que sea posible. Debemos estar enteros ante las circunstancias que nos regala la vida, que hemos de contemplar con suavidad y con quehaceres destinados a compartir alientos. Enseñemos niveles que nos puedan hacer iguales incluso ante lo más evidente.
Debemos hablar siempre que podamos con las marcas de la alegría, del contento, de la sonrisa, con el sonido de la risa misma, con la previsión de que podemos a través de comunicaciones convenientes y convencidas de lo que hemos de llevar a cabo para dar con más gentes. El deseo ha de ser compartir jovialidad, que siempre genera más. Contar con una sonrisa es conveniente, y, a menudo, necesario. Probemos. No es una predicción: es un hecho. Todo nos ayuda desde el talento positivo. Tratemos de saborear las uvas de unas buenas sonrisas en la Comunicación, en todo cuanto realizamos.

Juan TOMÁS FRUTOS.

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