La administración de los recursos nos ubica en una encrucijada donde el buen uso de lo disponible es crucial para los resultados que vengan después. Los progresos societarios y tecnológicos nos colocan en un umbral de enormes perspectivas. Tenemos todo el futuro del mundo. No debemos dudarlo. Las Nuevas Tecnologías, entre otros recursos, contribuyen a ello. Nos informan de todo, nos facilitan muchos procesos, nos intercomunican, y nos hacen ver lo que antes era más inescrutable o bien debían pasar muchos años antes de ser entendido y puede que hasta atendido.
El universo ha girado mucho en poco tiempo. Hemos asumido cambios de papeles, nuevos roles, deseos que van y que vuelven con nubes de algodones y, en paralelo, con reacciones a las mudanzas que tanto nos pueden. Hay una especie de pugna en la que, si respetamos los universales de bondad, solidaridad, entrega, empatía, etc., podremos conquistar cimas compartidas por la amistad y la esperanza.
No olvidemos que debemos singularizar con registros nobles. Nos hemos de regalar valentías con fines cargados de emociones ligeras de equipaje. Somos en la travesura perpetua, en el desierto que nos carga de sentimientos profundos. Podemos acercarnos a esa felicidad que hemos de repartir para que sea más amplia y más intensa.
Hemos adecuado, hasta ahora, algunos discursos, que aparecen como si los sentimientos tuvieran la suficiente fuerza para renacer. Las voluntades nos prefieren cuando son, con un poco menos, con un poco más, pero siempre desde la autenticidad. Sintamos el empeño como nuestro, como de todos, con solvencia. Hay futuro, y más con los elementos que nos ha regalado el destino del conocimiento humano, que ha de ser utilizado para claras mejorías.
El porvenir es hoy nuestro, de todos. Lo imaginamos. Sabemos que veremos la realidad de las cosas que nos han de gustar con insistentes caricias. Hemos comprendido el linaje de unas creencias que se repiten. El entusiasmo ha de venir de las diversas esencias, humanas y tecnológicas.
Nos postulamos para que nada quede al albur de un destino que no siempre ve lo que es en un destino sin fuga, aunque haya una tocata maravillosa que deberíamos saber mantener. Hagamos todo lo posible.
Seremos en los buenos ánimos, con unas creencias repetidas, que hemos de consolidar. Nos debemos despejar. Buscaremos ideas, debemos hacerlo, con las que movernos hacia ese inicio que nos permita un punto de partida idóneo, consolidado lo suficiente para no experimentar de nuevo el abandono. Incluiremos en nuestros compromisos los menos debates posibles.
Juguemos a ver lo que podemos hacer. Nos hemos de poner en marcha hacia ese nuevo momento que nos ha de unir. No dejemos que los silencios nos hagan cómplices. Las medidas nos darán posibilidades. Están ahí: aguardan.
Corregiremos los esfuerzos comunicativos para darnos más continuidad. Nos aportaremos menos debilidades, no de las consentidas. La existencia nos ha de conducir por respetos que nos hagan ganarnos las verdades con iniciativas amorosas. El amor es todo: con él no todo basta, pero sí es suficiente para alcanzar enormes cotas de dicha. Ésta sí es el sustento para justificar y explicar nuestro paso por tantos episodios y anhelos. Hay mucho futuro en la Red. Todo el que queramos. Dependerá de nosotros, de la dosificación que hagamos de los recursos, de la voluntad que pongamos. No olvidemos que el uso de los elementos condiciona el resultado y/o la experiencia con los mismos. Hemos de aprender de los errores, y también de los aciertos.
Juan TOMÁS FRUTOS.
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