Tengamos en cuenta la variedad de aromas y de sabores, las actitudes y los resultados de todo cuanto hacemos. Confieso que estamos en alerta para que no carezcamos de nada en ese ámbito que es la comunicación. Podría contarte algo de ese sí que ando buscando. No quiero olvidar quién soy y por qué soy. Tú eres la referencia, creo que esa enseña que me merece todo el respeto del mundo, acompañado de admiración. Subo hacia ese engranaje que me prefiere como es. Hemos asistido a las voluntades de creencias maravillosas que nos corrigen la voluntad con un poco de buen humor y de mejor deseo. La paz nos olvida entre divisas que nos prefieren como somos. Créeme cuando digo que lo intentamos.
Hemos averiguado los espacios que nos llenan con la voluble claridad que nos altera con ritmos apaciguados. No hemos sentido que las cosas sean, pero seguro que nos complacerán con las revoluciones de un universo alentado desde la maravilla más graciosa. Nos reímos. Hemos advertido las gracias de un universo bendito, sencillo, consumido en la claridad de las cosas, que nos llegan con la voluntad y la altitud de miras curiosas. Tendremos que relatar muchas cosas, muchas más de las que podemos trasladar.
La voluntad del universo se siente aliada de todas las cosas que hay que hacer, que las haremos, que las viviremos entre las travesuras de un universo montado de diversas maneras pero que se ha de entender a través de la comunicación fluida. Nos hemos acarreado esa agua que nos servirá de acicate salvador. Estamos en la tregua permanente y nada servil.
Averigüemos el presente con sumas sobre ese pasado que nos encumbrará al futuro, que defenderemos a capa y espada. Nos hemos insistido para asumir que las circunstancias vienen del modo que deben venir. No cejemos en el eterno empeño de experimentar, de ser en la destreza más voluble, más querida, más sincera, más nuestra, más en sí. Hablemos.
Las costumbres nos han de predicar con ejemplos sencillos que nos obligarán con las destrezas de quienes ven las versiones en colores de factura y belleza singular. Nos contemplaremos en los sollozos y las risas de los demás. En el punto intermedio quedará la virtud. No permitamos que las cosas nos superen en la creencia de no hacer nada. Pensemos con recorridos victoriosos.
Tengo para mí que estaremos cada vez más cerca con comunicación. Estimo que la voluntad nos une. Queda todo por transitar, por sentir, por saborear. La comunicación nos retiene unos anhelos y nos expande otros. Apaciguamos y reestructuramos. En la voluntad de nuestro universo comunicativo no ha de faltar de nada. Debemos procurarlo. El sabor a comunicación se traduce en camaradería, en razones, en valores, en sosiego, en ser nosotros mismos.
Juan TOMÁS FRUTOS.
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