viernes, 12 de febrero de 2010

El tono comunicativo

Es importante que aprendamos a sintonizar y a descifrar lo que sucede a nuestro alrededor. Hay muchos elementos y razones que nos unen. Lo primero que se me ocurre es el amor, y, en paralelo, lo segundo es la capacidad de entendernos. La vida es comunicación, parte de ésta, el todo que se obtiene a través de ella. Tenemos todo el compromiso que somos capaces de aceptar. Nos proponemos seguir una estela con la que nos asomamos por rectas caricias que nos aclaran todo cuanto se puede realizar, que es y será lo que veamos conveniente. Nos insistimos con unas grandes caricias que nos insuflan la paz de otros años, que continúan como si tuvieran algo de sentido. Lo tendrán.

Hemos supuesto razones en un universo de gratitudes. Nos pensamos con el paso de ese estadio a otro en el que fuimos con las destrezas más puras. Nos ponemos a razonar y nos dedicamos a insistir como si la voluntad fuera el todo y la nada al mismo tiempo y con reposiciones de todo género. Los números insinúan el sí que es lo que es mientras es. Nos presentamos en ese instante de pertinentes luchas que nos incluyen en el seno de una profunda destreza. La comunicación equivale a progreso. Pensemos en los contenidos y no sólo en las técnicas.

Estamos a tono, siempre lo estamos, y decimos, siempre nos decimos, que es posible, que es deseable, que es lo que es mientras aparece en alguna sana parte, y luego, como ahora, proseguimos con entereza y entusiasmo. Hemos de crecer. Reponemos todo aquello que se ha ido de nuestro lado y que ahora echamos en falta. Todos los cambios son los que son. Nos apreciamos con ingresos y facturas que hemos de equilibrar en oportuna balanza y en la nueva comunicación, que está basada en la anterior y que se sobrepondrá a lo que ha de venir.

No digas que los momentos tienen sentido en todo instante, a cada segundo, porque no lo tienen, no siempre, no todos. Debemos avanzar sin más controversias, porque el universo con lo que nos rodea tiene sus condiciones y nos las va a variar, aunque los pesos sean los que son. Planteemos vacilaciones que nos devuelvan una herradura que nos permitirá asirnos con más ahínco. Estimulemos las capacidades para otorgarnos benéficas funciones y diestros objetivos. El rumbo ha de ser fijo con algunas excepciones.

Reflejamos cada día parte de los sueños que nos dijeron que las preferencias son las niñas chicas de un universo herido por las manos que se quedan quietas y sin dirección. Hemos de trabajar, a menudo duramente, para afrontar el presente y el futuro. Prediquemos. Los ejemplos irán llegando a la mínima ocasión. Estemos con los brazos abiertos de par en par. Hemos de adiestrarnos para ser generosos.

Termina el día, y uno se siente hastiado y cansado de tanta briega sin resultados. Es lógico: somos humanos. No siempre salen las cosas como deseamos. Nos equivocamos porque siempre hay errores, y puede que hasta sea conveniente que ocurran. Hemos aprendido tantas lecciones que no somos capaces de valorar la fuerza que nos une. Divisemos el horizonte pensando que hoy puede ser una gran jornada. Ya es. Hablo, como podéis imaginar, de comunicación. Es el tema. Tenemos un deseo interno, y una habilidad igualmente, para poder captar la atención y el interés de los demás. Hagámoslo en positivo y demos ocasiones inusitadas a nuestras existencias, que desean algunos cambios. Imaginamos que todo es una cuestión de óptica, de tono, de música. Por lo tanto hemos de aprender a interpretar lo que acontece en base a la comunicación misma.

Juan TOMÁS FRUTOS.

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