lunes, 15 de febrero de 2010

Techumbres comunicativas

Evitemos que se produzcan caídas y sinsabores vacíos. Hagamos que lo negativo no triunfe, al menos que no gane siempre. Veamos las causas y los efectos comunicativos. Hay una conexión. Debemos perseguir con confianza buenos resultados a través de ideas convenientes. Busquemos metáforas que nos inviten a introducirnos en el mundo fantástico de la comunicación. Será una metamorfosis consentida. Con toda seguridad vivimos el espacio y el tiempo de unas comunicaciones plenas que nos han de presentar los decorados más tiernos. Seamos con ese sí que nos dictará las normas más envejecidas y, en paralelo, también las más modernas. Las inquietudes se han de tornar caricias en el lenguaje, en los procesos, en las dignidades de las relaciones, que nos transportan a aspirar las mismas intenciones.

Nos hemos de bañar en las sensaciones que permiten procedimientos de techumbres bien dispuestas. Miremos y tratemos de ver. Las contemplaciones de otros años han de servir de amparo como experiencia vital. Crezcamos en los territorios que hasta ahora no hemos explorado convenientemente. Nos debemos insinuar roces que nos han de animar para no cejar en los nuevos fines.

Llamemos a la esperanza que guardan los mejores corazones, que se han quedado con la visión de un momento estelar que nos conducirá por vericuetos sencillos. Seamos en la otra cara de una intuición provocadora de cambios con los que ser más felices.

Nos hemos de invitar a ese espacio en el que todos seamos artistas “bienintencionados” de la palabra. Trabajemos para tomar ese té que nos relajará para ver con perspectiva las voluntades propias y ajenas. Nos hacemos caso. Los fraudes han de ser eliminados de nuestras formas. Nos acercaremos donde digamos para convenir determinaciones. No hay que fijarse en cuestiones leves.

Las nimiedades nos prefieren con dosis de cargos fomentados de antemano. Salimos a tomar ese respiro que nos ha de aconsejar con fórmulas de pretensiones en su sitio. Nos daremos consejos que tomaremos en su debido contexto. Nos hemos de poner en marcha conteniendo los elementos que han de ser interpretados como extraños. Nos repetimos.

Representamos, otra vez, los efectos de quienes dan imágenes con las que presuponer cerrados espejos. El diálogo nos sacará del fracaso, sobre todo del personal. Hemos de imponernos a las caras amargas. El concepto de contento y de alegría funciona para que todo mejore. Las actitudes nos hacen más aptos, cuando son acordes y cuando son buenas. Parece lógico, aunque no siempre lo advirtamos así.

Tendamos puentes y hagamos plazas donde poder conversar. Salgamos en pos de esa esperanza que nos brindará coraje y fuerza para resistir los envites y para superar los obstáculos. Poblemos el entorno de óptimas ideas y de mejores realizaciones. Hoy toca que nos bañemos en comunicación. Saldremos, en ésta y en otras ocasiones, limpios por dentro y por fuera y con la vocación de entendernos en plenitud. Pongamos ese techo que nos ha de proteger de inconvenientes sin fuste.

Juan TOMÁS FRUTOS.

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